viernes, 22 de abril de 2016

Frases de Pancho Villa

La igualdad no existe, ni puede existir. Es mentira que todos podamos ser iguales; hay que darle a cada quien el lugar que le corresponde
Igualdad

Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente nunca se hará República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte
Ignorancia

Compañeros de armas y señores. No crean ustedes que el que les va a hablar es un filósofo, soy un hombre de pueblo, pero ustedes comprenderán que estos hombres cuando hablan, hablan con el corazón
Corazón

No me dejen morir así, digan que dije algo
Muerte

Los ejércitos son los más grandes apoyos de la tiranía
Tiranía

Primero pago a un maestro que a un general
Educación

Es justo que todos aspiremos a ser más, pero también que todos nos hagamos valer por nuestros hechos
Ambición

Yo no soy católico, ni protestante, ni ateo. Soy librepensador
Religión

Yo, Pancho Villa, fui un hombre leal que el destino trajo al mundo para luchar por el bien de los pobres y que nunca traicionaré ni olvidaré mi deber
Deber

Sería magnífico, yo creo, ayudar a hacer de México un lugar feliz
Varios


pancho villa con sus 2 viejas en la orilla



¿Francisco Villa tenía muchas mujeres?
Que Villa se robaba a las mujeres, que era mujeriego, estos y otros dichos han sobrevivido al paso del tiempo. Según existe una lista oficial de 18 mujeres, pero el profesor Óscar Corral Gutiérrez, presidente de Los Nuevos Villistas A.C., ha declarado que se contabilizan al menos 36 féminas que fueron mujeres de Villa.
Que Villa se robaba a las mujeres, que era mujeriego, estos y otros dichos han sobrevivido al paso del tiempo 
Con la leyenda de que el Centauro de Norte se robaba a las mujeres, Corral Gutiérrez afirma que, según las investigaciones que ha hecho, no es verdad que el líder revolucionario las tomaba, él  explica que a Villa “en su momento de mayor gloria las mujeres iban a buscarlo, desde tías, madrinas, para ofrecerles a sus parientes mujeres”, porque "quedaban impresionadas con su personalidad".
Otro de los datos que da a conocer el profesor Óscar Corral Gutiérrez es que una vez que Pancho Villa tomaba a una como mujer, en automático le compraba 20 vestidos y 15 pares de zapatos. Pero cuando ya no quería nada con ellas, les hacía regalos de joyas y les decía “para que te acuerdes de mí”. Esa era la despedida.

villa




Francisco Villa (Doroteo Arango Arámbula)
1878-1923
Doroteo Arango Arámbula, Pancho Villa, nace el 5 de junio de 1878 en el Rancho de Río Grande, cerca de San Juan del Río, Durango. Dada la pobreza de sus padres, Agustín Arango y Micaela Arámbula, no tiene educación escolar. Trabaja de leñador y de labrador cuando fallece su padre. Se dedica al comercio, con ayuda de Pablo Valenzuela, que le fía mercancía.
En 1894 es mediero junto con sus hermanos Antonio e Hipólito en la hacienda de Gogojito de la familia López Negrete, pero huye a la sierra después de herir en una pierna al hacendado Agustín López Negrete, que intentó raptar a su hermana Mariana. Se dedica al bandidaje y cambia su nombre por el de Francisco Villa, en alusión a que su padre había sido hijo natural de Jesús Villa. Se También se cuenta que cambió su nombre porque desertó cuando fue reclutado a la fuerza por el ejército federal de 1901 a 1902.
Se integra a la banda jefaturada por Ignacio Parra, es encarcelado brevemente en Durango y abandona la banda cuando uno de sus miembros asesina a un anciano panadero que se resiste a ser robado. Trabaja en la mina de El Verde en Hidalgo del Parral y de albañil y comerciante en Chihuahua, lo que le permitió conocer al gobernador Abraham González. Pero su condición de prófugo de la “justicia” le impide reincorporarse al trabajo honrado. Al ser descubierto, vuelve a la sierra y al abigeato perseguido por la policía.
En 1910 se une al maderismo con su compadre Eleuterio Soto, y después, con Abraham González. Ataca la Hacienda de Chavarría el 17 de noviembre de 1910. Su audacia y sentido de organización lo hacen sobresalir como jefe en las batallas que se libran contra el ejército federal en San Andrés, Santa Isabel, Ciudad Camargo, Las Escobas y Estación Bauche.
Durante el sitio de Ciudad Juárez, Villa y Pascual Orozco, impacientes por las lentas negociaciones de paz entre los contendientes, y en previsión de una desbandada de sus tropas, fingen un tiroteo espontáneo e incontrolado entre federales y revolucionarios, para obligar a Madero a ordenar la toma de la ciudad. Cuando los combates arrecian, ambos se retiran a El Paso para que Madero no les ordene dar marcha atrás. Una vez generalizado el ataque, Orozco convence a Madero de ocupar la plaza, ya que no había habido reacción estadounidense a pesar de lo nutrido del fuego. Orozco ataca Ciudad Juárez por el norte y Villa por el sur. El ejército federal se rinde. Tras la victoria, tiene lugar un desacuerdo de Orozco y Villa con Madero, quien pone en libertad al derrotado general federal Navarro sin siquiera someterlo a juicio y nombra secretario de Guerra al exporfirista Venustiano Carranza. Tampoco Villa está de acuerdo con los tratados que están por firmarse porque desconfía del ejército y de la burocracia federal, e intuye que nada cambiará a favor de los pobres, y que el porfirismo, aunque sin Díaz, será restaurado. Pero ya no se volverá a enfrentar a Madero.
A partir de sus triunfos, la fama de Villa corre por toda la nación. También comienza a formarse su leyenda negra de bandido, asesino y saqueador. En la hacienda de Bustillo, Madero le otorga el grado de Coronel. Vuelve a la vida civil como criador de ganado y carnicero después de la firma de los Tratados de Ciudad Juárez.
A diferencia de otros jefes revolucionarios, Villa no logró poder suficiente para apoyar a sus seguidores, así que para conseguirles algunos beneficios, tiene que realizar estériles gestiones ante Madero, el gobernador Abraham González y aun ante el jefe militar José de la Luz Soto, quien lo ve como su potencial enemigo.
En 1912 rechaza secundar la rebelión orozquista, a la que se une el jefe militar Soto. En una maniobra sorpresiva, Villa toma Parral en alianza con Maclovio Herrera, aprehende a Soto, confisca armas y municiones, obliga a los ricos a préstamos forzosos y se apodera del dinero del Banco Minero como "botín de guerra" porque es propiedad de la familia Terrazas, instigadora de la rebelión de Orozco. La manera correcta como se comportan los villistas disipa el temor de los habitantes. Días después tiene que abandonar Parral ante la superioridad de los orozquistas, quienes sí saquean la ciudad. Pero Villa logra detener la marcha de los rebeldes hacia Torreón y puede ratificar su lealtad a Madero y al gobernador González.
Villa continúa el combate en Chihuahua y Durango. En Torreón ingresa por petición de Madero a la División del Norte, comandada por Victoriano Huerta, y pese al desprecio que sufre por parte de los oficiales federales, participa en las batallas de Tlahualilo, Conejos, Escalón y Rellano, por lo que es ascendido a general brigadier honorario. Huerta increpa a Villa por incautar un caballo que deseaba otro oficial federal y Villa ante el maltrato, expresa su deseo de dejar la División del Norte. Entonces Huerta lo acusa de rebelión y ordena fusilarlo por insubordinación; ya ante el cuadro de federales, por intervención del coronel federal Guillermo Rubio Navarrete, es enviado a la penitenciaría de la ciudad de México y después a la prisión militar de Santiago Tlatelolco. En el trayecto hacia la capital fracasan dos intentos de Huerta para que se le aplique la ley fuga.
Al ingresar a la cárcel, Villa piensa que Madero lo liberará, pero ignora que el embajador norteamericano Henry Lane Wilson presiona al presidente para que lo sujeta a consejo de guerra, acusado de saquear una hacienda propiedad de ingleses ubicada en Tlahualillo. Madero resiste, pero lo mantiene preso. Durante siete meses se desarrolla lentamente su juicio, en el que cuenta con el apoyo del gobernador González y de Gustavo A. Madero, pero el presidente se mantiene casi al margen. Para la contrarrevolución lo importante es mantener a Villa fuera de Chihuahua. (Katz Friedrich. Pancho Villa).
La leyenda dice que ahí conoció a Gildardo Magaña, quien le enseña a leer (hay cartas escritas por Villa antes) y le instruye acerca del agrarismo; lo cierto es que Magaña lo inició en el conocimiento de la historia patria. En la prisión también conoció al general Bernardo Reyes, poco antes de su levantamiento. A fines de este año de 1912, se fuga con la ayuda de Carlos Jáuregui, escribiente del juzgado de la cárcel, y logra llegar a El Paso, Texas, vía Toluca, Manzanillo y Mazatlán.
Katz, ya citado, especula si quien ayuda con dinero al escape de Villa es paradójicamente Pablo Escandón, el mismo porfirista que apoya a Zapata para evitar la pérdida de sus haciendas en Morelos, con el propósito oculto de usar en el norte a Villa, -a sus ojos un simple bandido comprable- en un levantamiento futuro contra Madero. También se menciona que el gobernador Maytorena le da dinero para continuar su huida al extranjero.
Ya en El Paso, Villa trata de obtener la amnistía que se les concede a los exorozquistas, y cuando Madero, a instancias de Abraham González, está a punto de ceder, es víctima del cuartelazo de Huerta.